Pensamientos varios


Editorial: Mediocridad vs. Inteligencia

Como dos gladiadores en la arena romana, estas dos contrarias se disputan su lugar. Esta vez no en un estadio, sino en la Fundación Universitaria Inpahu.

A diario y antes de ingresar a clase, me pregunto si voy a aprender algo nuevo o si por el contrario no concederé nada nuevo a mi cerebro. Pues bien, aunque parezca lógica la respuesta, y para mi infortunio, la situación varía de acuerdo al día, a la hora y desafortunadamente al profesor.
Pues bien, como todo el mundo que ingresa a la universidad lo único que pretende es aprender para superarse, para ser alguien en la vida y todo esa teoría de vida con la que somos programados desde el colegio. Sin embargo, la realidad es otra en mi facultad, en mi semestre y en mi carrera ya que si uno tiene algo de suerte el docente habla sobre la materia que tiene que enseñar, si no la tiene, entonces debe someterse a escuchar historias, chistes y demás comentarios para consumir el tiempo y ganar dinero, o “billete fácil”.
Por otro lado, sé que la universidad no hace al estudiante, pero también sé que este es lugar donde las personas van a formarse, es por ello que en mi cabeza surge una preocupación ¿no debería ser la academia la fuente de conocimiento para los alumnos? Si bien es cierto, un alto porcentaje estudiantes son felices cuando no se les exige o cuando el docente es flexible y “chévere”, pero ¿será que han pensado el mal que se hacen al ser tan relajados frente a la academia y a la formación?
La respuestas no las sé, pero lo que sí sé es que la culpa es la falta de profesionalismo de algunos docentes, la falta de amor por su carrera y la falta de visibilidad para que se den cuenta que la enseñanza no es lo de ellos. Ser buenos profesionales en su carreras no es directamente proporcional para ser buenos docentes, ¿quién dijo eso?
Por lo anterior, los invito a levantar su voz contra la mediocridad de la institución; a tomar conciencia por cada peso que se paga por el semestre porque cada centavo se consigue con esfuerzo. Nuestro dinero vale por la sencilla razón que es el que se usa para pagar el salario a los profesores, buenos y malos. Por esta razón tenemos derecho a exigir calidad, porque no podemos dejar ganar más a la mediocridad sobre nuestra inteligencia.
¡Adelante compañeros, por la mejora de la institución y nuestra formación!

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Dolores saludables


La palabra jeringa produce terror a la mayoría de las personas. La primera vez que la vi fue en un hospital. Era pequeña e inofensiva, en la parte superior tenía su punta aguda y filosa. Hoy la vuelvo a encontrar en la universidad. Está ahí entre muchas, pero a la vez tan solitaria sin saber el dolor que produce sólo con mencionar su nombre.

Cerca de ella se encuentra Andrés Alfonso Carillo, médico de la Universidad del Bosque, quien está con una asesora de la secretaria de salud y una enfermera para “salvar vidas”, como menciona. Junto a ellos hay una fila interminable de personas que con risas, lamentos y chistes aguardan su turno para el encuentro con el aguijón.
“Tengo miedo como un ‘putas’”, dice Manuel, estudiante de cuarto semestre de Comunicación. Por su frente baja una gota de sudor que rodea su rostro. Sus manos frías limpian su cara. Se toma el cabello, se agacha. Muy lentamente se acerca a la mesa donde se encuentran los especialistas “cada minuto es una eternidad”, agrega.
Su nerviosismo contagia a las personas quienes lo rodean en la fila, pero con burla de sus compañeros se hace más liviana la espera. Al llegar su turno, mira con susto los algodones, frascos, jeringas y agujas que están expuestos en la mesa para su dolor. “Suelta el brazo”, dice la enfermera a Manuel quien al ver el tamaño de la aguja que perforará su cuerpo dice: “No, ya no quiero vacunarme, igual no tengo nada”.
Con una risa silente, la enfermera responde a su comentario quien le aclara que la actividad de vacunación se hace para prevenir la influenza y la fiebre amarilla. Cierra los ojos, muerde su saco y estira el brazo para que el gran de terror de su vida se manifieste una vez más.